SOCIEDADES SIN RUMBO

Las instituciones no han podido superar al populismo que ha abusado de la fragilidad de la democracia para servirse a sí mismo en vez de servir a la sociedad que los elige.

¿Cómo explicar sociedades donde jóvenes se suicidan por el bullying y el paradigma de aprobación que impulsa las redes sociales, mientras los adultos no logran resistir el sectarismo y la corrupción? Cómo entender el incremento de femicidios, la pobreza crónica y la emigración de familias desesperadas?

La explicación está en las sociedades sin rumbo, y estados fracasados por gobiernos insuficientes o expertos en convertir mentiras en verdades engañosas que son adoptadas como ciertas por pueblos vulnerables por su moral, frustraciones y baja educación.

Pero la raíz del problema no está en los gobernantes, sino en los electores. Así como las soluciones están en las causas y no en los síntomas. Desear un rumbo compartido y decidirlo requiere de la construcción de un consenso colectivo, tácito o explícito, en primer lugar de los Valores que queremos proteger y priorizar, seguido de las “banderas clavadas” o temas irrenunciables que la mayoría quiere preservar, y la aceptación de aquellos pilares sobre el cual se construirá el futuro..

Los Valores son la guía para las decisiones: La equidad, la diversidad, la ética de decencia e integridad, la sustentabilidad, la transparencia, la corresponsabilidad.

En el Ecuador hay buenas propuestas al respecto, como la promulgada por la iniciativa ciudadana Diálogos Vitales que todos podemos hacerla propia (www.diálogosvitales.org).

En los temas irrenunciables o “banderas clavadas” deben estar la dolarización, la cohesión social, la salud, educación, la libertad económica y social, la inclusividad y el manejo responsable del medio ambiente en toda iniciativa.

Hay 3 pilares sobre los cuales construir el futuro para lograr mejores resultados: El crecimiento económico basado en la inversión y la potenciación de las exportaciones aprovechando los recursos, las capacidades y el nivel de confianza que podamos construir. La Unificación en un propósito común basado en nuestra identidad nacional de una nación pluralista que prioriza el respeto y el bien común. La construcción de institucionalidad que fortalezca el Estado sobre populistas y corruptos.

Así como un propósito inspira el futuro, un gran objetivo nacional en un plazo definido define el rumbo y la hoja de ruta: Llegar a mejorar al menos en el 50% el ingreso percápita hasta el 2030, mejorando el índice de progreso social, y saliendo de las listas vergonzosas de la corrupción, puede ser un buen comienzo.

Se requieren líderes capaces de fijar un norte creíble, sólido y poder ejecutarlo. Por eso el elector debe estar consciente de su responsabilidad por las consecuencias de su error o acierto.

Artículo para El Comercio

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