CONCRETAR Y PROTEGER INVERSIONES
La inversión es un medio, no un fin. Un medio para crecer, generar empleo y prosperidad para los pueblos. Atraerlas es el comienzo, concretarlas es lo que crea valor, y protegerlas hace la diferencia.
De inversiones se habla mucho pero poco se explica. Se nos dice a menudo que en Ecuador el nivel de inversión es insuficiente, pero hay que profundizar. La inversión total, medida a través de la Formación Bruta de Capital Fijo, es alrededor del 25% por ciento del PIB al 2019, mientras que la media latinoamericana es del 21%, según datos oficiales del Banco Central.
Esta se compone de la pública y la privada. En los últimos 21 años, la primera ha sido más alta que la segunda sólo en el período 2013 al 2015. También se la puede analizar por la inversión doméstica y la extranjera, y es justamente en esta última donde el país ha tenido más problemas, llegando a ser de casi 1% del PIB cuando la media de la región es sobre 2,5%, y el caso particular de Colombia sobre 3%. Ahora que la caja fiscal se secó, y la capacidad de endeudamiento público se agotó, es preciso dinamizar aún más la inversión privada, sobre todo la extranjera, para sostener el nivel de inversiones y seguir creciendo, siendo este un desafío vital del nuevo modelo económico.
Los inversionistas externos invertirán en el Ecuador cuando los ecuatorianos no sólo toleremos la inversión extranjera, sino que la consideremos estratégica y se den 3 condiciones: i) el clima de inversión sea mejorado en cuanto a estabilidad macroeconómica, respeto a los contratos, simplificación de trámites, y el uso real de los incentivos, ii) los locales demos el ejemplo, y iii) demostrar que el modelo se mantendrá más allá de cuatro años y será una política de Estado como ocurre con la dolarización.
Para concretarlas hay que superar los obstáculos que provocan desistimiento, desde la corrupción hasta el alto costo y tiempo de procesos ineficientes. Además, hay que implementar la Ventanilla Única de Inversionistas, diversificar los instrumentos a través de alianzas públicas-privadas, contratos de delegación; mejorar las oportunidades al desmonopolizar ciertos sectores abriéndolos a la participación privada; y, garantizar procesos competitivos, transparentes, con efectiva coordinación interinstitucional desde el nivel más alto posible.
Proteger la inversión realizada es tan importante que países como Corea del Sur crean roles como la Oficina del Ombudsman (Protector) de Inversiones, cuya labor es asesorar y solucionar conflictos por posibles abusos o injusticias causados por vicios de procesos mal manejados, y así generar más confianza y credibilidad.
Si estamos conscientes del rol fundamental de las inversiones en la estrategia de crecimiento de la producción y el empleo, hay que hacer más que sólo promoverla.