Infraestructura con Participación Público- Privada | “Financiamiento”

Un proyecto no financiable es como si no existiera. Es fundamental que la estructuración del contrato sea hecha pensando no solo en los temas técnicos sino también en su capacidad de ser bancable o financiable por las mejores instituciones. Una buena práctica es que los estructuradores estén actualizados con las políticas y requerimientos de los bancos líderes en financiar proyectos de infraestructura. Las condiciones pueden ser cambiantes por la dinámica de los mercados financieros y también por los temas geopolíticos.

Aunque lo hemos mencionado anteriormente, los factores que definen la bancabilidad con marcada relevancia son las cláusulas que pueden poner en riesgo el equilibrio financiero y la estabilidad contractual. Uno de los temas relevantes, y que la legislación ecuatoriana ya lo contempla para ser usada en los contratos, es la facultad de intervención de los financistas en rescatar el proyecto cuando se evidencia un problema serio con el gestor delegado, ya sea incapacidad o incluso quiebra. Los otros temas tienen que ver con las cláusulas de terminación anticipada sin causa justificada, garantías de pago frente a incumplimiento del Estado requiriendo fondos de liquidez ante esta eventualidad, y sistemas de arbitraje aceptables.

Algo más básico pero necesario de mencionar, es la obligatoriedad de establecer vehículos independientes para la ejecución de proyectos, y fideicomisos privados o con intervención de instituciones reconocidas para el manejo de los fondos. Esto último respalda la esencia de las APP, que al no tener un activo que dar en prenda o hipotecar, su garantía es un contrato y los flujos garantizados o no que estos generan.

Una buena presentación a un financista importante es resolver satisfactoriamente tres inquietudes decisivas: i) cuál es la regulación que respalda el contrato, ii) qué firma consultora hizo los estudios y estructuró el contrato, y, iii) cuáles son las respuestas a los puntos señalados en párrafos anteriores sobre bancabilidad.

Para proyectos de gran tamaño y complejos niveles de riesgos, se considera imprescindible que participen en el financiamiento la banca multilateral al menos en un 40% del monto requerido, ya sea por la calidad de la debida diligencia que ellos hacen previo a calificar la factibilidad de bancabilidad de un proyecto, así como la reducción del costo financiero que tendrá efecto al estructurar la sindicalización de los bancos financistas.

Los esquemas financieros para proyectos de infraestructura tienen fases diferentes. La fase de mayor riesgo es la de construcción y por lo tanto es la de mayor costo y más difícil de estructurar. Aquí las multilaterales tienen mucho valor para reducir el riesgo y mejorar los costos. En la fase de operación y mantenimiento, normalmente todo el financiamiento se replantea con actores no necesariamente iguales, y los costos también son mejores ya que una vez probado que la construcción fue exitosa y la operación y mantenimiento está fluyendo con tarifas razonables, los impactos ambientales son manejables,  y una aceptación social positiva; se depende más de la disciplina y constancia en cumplir los niveles de servicio, cronogramas de inversiones, y el manejo oportuno y efectivo de los impactos sociales en las comunidades afectadas.

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