Infraestructura con Participación Público- Privada | “Conclusiones”
La infraestructura no es un fin, sino un medio para brindar mejores servicios para las personas.
Siempre debe primar el interés público, y la infraestructura debe permitir brindar los servicios de la manera más sostenible posible. Eso conlleva a garantizar los mecanismos que manejen no solo la viabilidad técnica, o la factibilidad económica, sino también la aceptación social. Esto involucra gestionar los riesgos conocidos o no, que están o estarán implicados en el plazo de la construcción de la obra y principalmente en todo el plazo de la operación y mantenimiento.

El gran beneficio de las APP, no es ahorro de plata al Estado, nada es gratis, sino el empaquetamiento del Diseño, Construcción, Mantenimiento, Operación y Reversión de la obra, alineando incentivos para mayor eficiencia, menores costos de mantenimiento, y mejores niveles de servicios para el bienestar de los usuarios. Y, su segundo mayor beneficio es la transferencia de riesgos hacia el gestor privado aliviando al Estado para poder asumir otros riesgos en otros frentes de interés ciudadano.
También hay un impacto de ahorro en la inversión inicial, pero a largo plazo toda infraestructura es pagada por algún organismo del gobierno y/o los usuarios. Se trata entonces de una fuente de flexibilidad de acceso a financiamiento.
El éxito de los proyectos es saber asignar prioridades a través de planificación de largo plazo, luego crear mecanismos y lograr fondos para estructurar buenos estudios y contratos que hagan su trabajo de atraer inversionistas, facilitar el financiamiento, y ofrecer los mecanismos de repartición de riesgos de manera clara y eficiente.
El mayor problema que tiene Ecuador es crear condiciones para financiar los proyectos de infraestructura con participación privada habilitando fideicomisos que protegen los flujos y las fuentes de pago de los préstamos.
El país debe solucionar el ajuste necesario de tarifas en lo vial y lo energético, para viabilizar fuentes de financiamiento y sostenimiento de contratos y evitar que el tema fiscal sea un obstáculo para el desarrollo de las APP o concesiones en el futuro.
Los procesos de promoción son insuficientes si las licitaciones y las estructuraciones de estudios y contratos son deficientes. No solo hay que atraer, sino saber concretar.
De los fracasos y errores, está bien sentirse mal, pero más importante es tener resiliencia y perseverancia. Si un proyecto falló, es mejor aprender y volver a intentarlo de manera distinta y mejor, que deprimirse, satanizar o desprestigiar. Obviamente, si hay evidencia de corrupción en la causa, hay que actuar en concordancia.
Aunque aspiremos todo más rápido, jamás debemos perder la esperanza de lograr el objetivo o sueño de ser un país exitoso en inversión privada local y extranjera, y como lo han hecho otros, el único remedio es luchar con perseverancia por mejorar día a día la institucionalidad.
Roberto
Referente en gobernanza empresarial e infraestructura público-privada. Presidente de Succexion. Firma pionera en el enfoque de gobernanza a través del ciclo de vida de la empresa. Ha sido Chairman y CEO de Masisa, Amanco y Nueva Holding, y VP ejecutivo de Consorcio Nobis. Profesor, columnista y Secretario de Inversiones P P del gobierno del Ecuador. MBA ESADE-Adolfo Ibáñez. Programas en Wharton, Kellog y Harvard Kennedy School. Economista de la Universidad Católica de Guayaquil.