Ya el lunes las noticias eran complicadas. Sin embargo, la responsabilidad dentro de la incertidumbre obligaba a dar testimonio que las cosas debían continuar.
Pero en pocas horas las noticias empeoraron y decidimos salir temprano para sanitizar los espacios. En la noche, estaba claro que lo mejor era ser prudente sobre reaccionando, y pedimos que nadie vaya a las oficinas el martes y quedarse en casa con excepciones de roles obligatorios. Las conversaciones eran sobre cómo mantener los procesos operativos a través de teletrabajo, qué hacer con aquellos roles que no podrían hacerlo y aquellas personas que por razones de edad o salud debíamos proteger.
Las cosas fluyeron mejor de lo pensado a pesar de las incomodidades iniciales. Resolvimos guardarnos, por nuestra salud, la de nuestras familias, y la de los demás. Luego el gobierno oficializó lo mismo y más aún….a esas alturas ya estábamos muy avanzados.
¿Por cuánto tiempo estaremos así? Nadie lo sabe. Hay que prepararse para diversos escenarios dijo alguien en el comité de crisis. El más optimista hasta fin de marzo, tal vez hasta mediados o fin de abril, con recuperación lenta.
Ya en el ambiente cotidiano, en la casa, el tema es cómo hacerlo bien y no caer en el aburrimiento, el pesimismo o el desequilibrio emocional.
Hay cientos de recomendaciones hoy en día y no pretendo ser repetitivo. Pero hay una reflexión que vale la pena. ¿Cuál es la actitud para crecer individualmente, como familia y equipos, mientras pasamos esta cuarentena cuidándonos entre todos?.
Primero, sería útil tomar conciencia. Dedicar un poco de tiempo para reflexionar sobe la situación, concientizarnos de lo vulnerables que somos, sin distinción de origen o lugar o status. De que no es cierto que tenemos garantizado todo. De que lo imprevisto, bueno o malo, es parte de la vida.
Luego liderar. Empezar por nosotros mismos. Si nuestro propósito está claro. Si podemos controlar las emociones o los impulsos para guiarnos de mejor forma. Después pensar en quienes influenciamos, para mantener su moral, promover su motivación, y movilizar sus energías hacia lo positivo.
También aprovechar. Sobre todo el tiempo que es una página en blanco que se llena con nuestras actitudes y decisiones de qué hacemos y qué no.
En esta situación en la que no tenemos experiencia, dejémonos guiar por nuestra Fé y valores. Dediquemos tiempo a aprender a usar las tecnologías. Ayudar a otros, sobre todo a los más vulnerables aprovechando la creatividad y plataformas confiables disponibles.
Acercarse a familiares y amigos por medios virtuales. Avanzar en tareas pendientes personales o profesionales que en días normales no atendemos.
Recuerdo una frase que valora lo perdido: “Era feliz y no lo sabía”. Volverán esos días, y los valoraremos más.
Un artículo de #SustainableManagementIniciative
Excelentes reflexiones, muchas gracias por compartirlo.