Empresas y líderes sensibles están buscando mayor sentido en lo que hacen para inspirar sus vidas, y al mismo tiempo poder inspirar a otros, sobre todo a los más jóvenes.

De esta manera, cambian sus declaraciones de Visión o Misión, a un Propósito, una razón de ser inspiradora y eficaz.

Hace poco me enfrenté a una pregunta profunda que te puede sumergir en una reflexión útil para encontrar tu Propósito:

¿Has pensado en qué puedes dar tu mayor contribución al mundo en los próximos 10 años? Sin importar la edad o la profesión, o si eres hombre o mujer, creyente o no, esta pregunta lleva en sus entrañas la necesidad de auto-conocerte, y entender qué situaciones de tu entorno quisieras cambiar.

El auto-conocerte tiene que ver con reconocer tus valores, tus sueños, fortalezas, la forma en que aprendes mejor, la manera en que interactúas mejor con los demás, y tu estilo de liderazgo. El entender tu entorno tiene que ver con la capacidad que tienes de interpretar lo que pasa en tu vida, en la familia, en el trabajo, en la comunidad, en el país y en el mundo, para determinar lo que más disfrutas de esto, y aquello que te molesta y no estás dispuesto a tolerar, y por lo tanto quisieras contribuir a cambiar o erradicar.

La conexión entre tus valores, tus fortalezas y la intolerancia a una situación, te ayuda a identificar un Propósito de acción permanente, que además de llevarte a tu auto- realización, te permite contribuir a una sociedad o mundo mejor.

Ahora bien, hay personas que prefieren vivir el día a día, sin metas que después generen frustraciones, pero aun en esta situación, es bueno ponerse una dirección, aunque sea genérica, que le dé sentido a la existencia y guíe las decisiones.

El Propósito, es algo que todo líder debe tener para guiar mejor las intenciones, elecciones y los comportamientos. De esta manera, un propósito válido y eficaz, debe ser contributivo, y no egoísta. Debe estar basado en generar el bien común, sin afectar la libertad o el bienestar de otros. Como “Llevar a las empresas el estándar de la gestión sustentable”, o “Erradicar la desnutrición infantil en mi país”, o “Llevar agua a todo ser humano”, etc.

Pero, hay propósitos que pueden estar viciados. Como pensar que el bienestar que anhelo depende sólo si soy yo y mis partidarios los únicos que pueden ofrecerlo. Si aspiro una sociedad próspera, debo apostar por la alternancia, la tolerancia, la pluralidad y la cooperación. Eso es lo que construye instituciones sanas, responsables de sociedades exitosas.
Una vida con propósito, es mejor que una existencia solamente por estar aquí. En las vísperas de un desafiante 2016, este puede ser el mejor regalo que puedes darte y ofrecerle a las personas que dependen de ti: Un propósito que te inspire y guíe en los próximos 10 años.

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