De visita en Guayaquil después de algunos meses de ausencia.  En el avión, viajando desde Caracas, encuentro a un amigo que me pregunta como está Venezuela. Difícil le digo, con una tremenda recesión.

Llego a Guayaquil. Un fin de semana en compañía de la familia antes de volver al trabajo el lunes en Chile parece refrescante. La ciudad en buen estado, al menos aparentemente. Llegan las 8pm. Noticiero obligado para empaparnos.

Los cinco primeros titulares relatan solo crímenes. Un alcalde asesinado, dos delincuentes quemados por unos vecinos que hacen justicia por su cuenta, una señora muerta por sicarios sin saber porque, un médico encontrado asesinado en su consultorio, otro en la calle.

Un relator de las Naciones Unidas declara una situación de impunidad y disfuncionalidad de la justicia frente al crecimiento delincuencial. En la cena con amigos el tema es la inseguridad. Ya no salgo en las noches, decía uno. Si los hijos tienen un compromiso fuera del barrio, nadie duerme esa noche!.

Al siguiente día, recuerdo a un familiar que no encontraba trabajo desde hace un año. Todavía no lo encuentra. Así le sucede a miles de jóvenes que buscan con inocente actitud una oportunidad. Ni que decir de los mayores.

Un programa de análisis económico tarde en la noche, tal vez un reprise, lo confirma. Los indicadores macroeconómicos no lo evidencian, y cuando alguno lo hace, siempre hay otro que lo contradice.
Apenas un día para darnos cuenta que la prioridad en la mente de las personas está en la búsqueda desesperada de Seguridad y Empleo, y lo que se siente es que esto no está en la prioridad de los que deben solucionarlo.
La inseguridad proviene por un lado de la situación de pobreza de poblaciones carentes de oportunidades, y por otro lado, de la destrucción de los valores morales que las sociedades construyen a través de liderazgo, educación y sistemas judiciales.

Fue triste ver la reacción de las autoridades frente a las conclusiones del relator de la ONU sobre la inoperancia e impunidad de la policía y la justicia. Todos a la defensiva, al rechazo, en algo que para la ciudadanía es real, y lo sufren. La actitud genera más pesimismo. Lo ideal sería invitar a profundizar, armar mesas de trabajo para dominar los temas, aprender, pedir colaboración y tomar acciones que solucionen la situación en un plazo razonable.
El desempleo, encubierto en proporciones gigantescas por el auto-empleo, emprendedores a la fuerza que por necesidad buscan subsistir con negocios que casi no dan nada si no fuera por la informalidad, demuestra la insuficiencia de la política económica de generar crecimiento sustentable e inclusivo.
En el vuelo hacia Chile, recuerdo los días en Caracas y en Guayaquil, pero prefiero pensar en esa envidia sana por una política económica sustentable en el largo plazo, priorizando la convivencia proactiva entre Estado, sociedad civil, empresa privada local y extranjera, para generar inversión, crecimiento y bienestar a las generaciones actuales y futuras.

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