La productividad no es un fin, sino un medio para el crecimiento económico sostenido y diversificado.
Si bien está muy ligada a la competitividad, hay que diferenciarla. La productividad tiene que ver con la optimización en el uso de los recursos en la producción de bienes y servicios para obtener los costos más bajos por unidad de producto y servicio generado.

La competitividad se refiere a la obtención de una mayor ventaja respecto a los competidores; y a nivel país, se refiere a instituciones, políticas y factores que determinan la atractividad y productividad respecto a otros.

¿Podría darse el caso de tener excelente productividad y no ser competitivo? O, ¿ser competitivo sin tener la mejor productividad?

En productos estandarizados ambos elementos deben ir de la mano; pero en productos diferenciables, la respuesta a ambas preguntas podría ser positiva por otros requerimientos como calidad, fuerza de marca, eficiencia logística, escasez estacional, cumplimiento de estándares sociales-ambientales y servicios post venta.

Hoy, países desarrollados como emergentes están preocupados por mejorar la productividad,

ya que después de las crisis financieras de los 90, ésta ha estado en niveles bajos y por lo tanto, contribuyendo poco o nada al crecimiento.

Según la consultora McKinsey, hay tres elementos que explican lo anterior. En primer lugar, una demanda global debilitada respecto a los niveles pre-crisis que generó sobre capacidad de oferta en muchos sectores. Segundo, la mayor incertidumbre ha provocado bajos niveles de crecimiento de producción intensiva en capital y de valor agregado, y más oferta de trabajo intensivo en horas. Y, en tercer lugar, la tecnología digital aún no ha generado la escala y el impacto esperado, lo que se espera ocurra en los próximos años.

Sin embargo, hay muchos esfuerzos para lograr mejoras significativas en productividad y potenciar el crecimiento global. Por ejemplo, en Chile, en los últimos 5 años el mejoramiento de la productividad ha sido negativa o máximo 0,5%, afectando el crecimiento potencial del país de 5% a menos de 3%.

En este caso, se creó una Agenda Nacional de Productividad con 7 ejes: planes de apoyo a sectores con ventajas especialmente para exportar, infraestructura (energía, puertos, servicios multimodales), apoyo a las pymes, apoyo a emprendimientos e innovación, mejorar la eficiencia de las regulaciones, mejorar el mercado interno vía competencia e inclusión, y la creación de la Comisión de Productividad para coordinar las políticas.

Estas agendas exigen una alianza seria público -privada, y contienen una buena y una mala noticia. La buena, es que puede generar un mejor y más sostenido crecimiento; la mala, es que no hay rutas cortas, todos están haciendo lo suyo, y hay que superar a los competidores.

2 Comments

  1. http://Claus%20Elsner Junio 14, 2018 at 3:30 pm

    ser productivo es ser eficiente y sin eficiencia no hay competitividad. Los países Latinos sufren de falta de eficiencia por falta de infraestructura, y estructuras gubernamentales lentas y burocráticas. Es por eso que la competitividad en nuestros países va para abajo.


  2. Marzo 9, 2019 at 7:45 am

    Hi there! Such a good short article, thank you!


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