EMERGENTES EN RIESGO

Según algunos analistas habría argumentos para que una nueva burbuja se esté cocinando con riesgo de explotar en el 2015 con serias repercusiones mundiales.

El ferviente crecimiento de los países emergentes (como China, India, Brasil, Perú, Indonesia, entre otros sub-desarrollados con altas tasas de crecimiento económico), las bajas tasas de interés en los países desarrollados, y el desenfrenado flujo de capitales que está llegando de estas economías, estarían provocando una burbuja de commodities (productos con gran escala y baja diferenciación, como cobre, acero, petróleo, soya, etc) y activos (acciones, inmuebles) que explotaría cuando los bancos centrales de Estados Unidos y Europa, presionados por una creciente inflación, suban sus tasas de interés.

Hoy, la diferencia de tasas de interés entre Estados Unidos y Brasil, por dar un ejemplo, es casi de 11 puntos, lo cual, con un real fuerte, genera un ingreso de divisas en Brasil sin precedentes, apreciendo su moneda (el real), aumentando el financiamiento de más capacidad productiva para commodities, fortaleciendo el consumo interno y empujando la inflación interna por sobre-calentamiento de la economía. Hoy, los valores inmobiliarios en San Pablo y Río están entre los más caros del mundo, y el mayor problema del sector empresarial es encontrar mano de obra calificada disponible.
Una salida consistente de capitales de estos mercados emergentes, dada la reducción de la atractiva diferencia de tasas de interés, haría reventar la burbuja con efectos financieros globales, sobre todo para los bancos privados, y esta vez, los gobiernos no tendrían la capacidad de rescatar a bancos con problemas como en el 2009.

Hay factores que alimentarían este proceso. Ni en Estados Unidos, ni en Europa, se llega a un acuerdo para regular las transacciones de instrumentos financieros derivados o para que los bancos reduzcan el riesgo de sus balances.
Los países emergentes no están haciendo reformas estructurales serias para hacer sostenible sus niveles de crecimiento basado sobre todo en altos precios de productos comodities y mano de obra barata. Las iniciativas de desarrollo en base a productos de valor agregado y reformas políticas y sociales fuertes han quedado erróneamente guardadas.
Los países emergentes están tratando de frenar el sobre calentamiento de sus economías con ajustes de gastos gubernamentales y subidas de tasas de interés, sin embargo, todavía no existen suficientes elementos para garantizar que el control de la inflación será efectiva, ya que algunos bancos centrales podrían estar reacios a elevar las tasas lo suficiente para evitar mayor apreciación de sus monedas.
Para neutralizar estos efectos, los bancos comerciales deberían tener prudencia en aumentar su exposición a riesgos poco conocidos y los gobiernos a reducir de manera consistente sus gastos en estímulos de demanda. Los bancos centrales deberían ser proactivos en subir las tasas de interés de manera más oportuna.

Igualmente, el grupo de países miembros del G20, debería redoblar esfuerzos por lograr un nuevo acuerdo financiero global, que impida la toma de riesgo no transparente y que los bancos de inversión, fondos de hedge, y fondos de capital privado, tengan limitada su capacidad de crear instrumentos con riesgos poco entendibles con altos niveles de deudas, nuevamente. De darse esto, el presagio fatal solo sería una alarma temprana bien atendida.

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