KEYNES, FRIEDMAN Y FREUD

No es el proteccionismo lo que está profundizando la crisis, sino la demora en resolver los problemas en el centro del huracán. La efectividad del nuevo gobierno norteamericano, pese a las mejores intenciones, no ha logrado convencer. Más dinero o gasto no es suficiente.

Se requiere afectar la sicología de las personas y empresas.Hoy se reconoce que la producción del mundo será negativa este año. ¿Porqué las cosas están empeorando en vez de mejorar?

Una crisis global requiere soluciones globales. No se refiere solo a geografía, sino a decisiones integrales. Las medidas Keynesianas que los demócratas estadounidenses implementaron para reconstruir la demanda con el Plan Marshall que reconstruyó Europa, son importantes para atenuar los efectos de la crisis, lo mismo que las medidas oportunas de los Bancos Centrales de reducir las tasas de interés para facilitar el ambiente al mejor estilo monetarista de la escuela liderada por Milton Friedman.

Ambos esquemas son necesarios, reconociendo nuevas evidencias: 1) los mercados no siempre se autocorrigen, 2) los gobiernos no pueden renunciar a regular y mantener la estabilidad, 3) las expectativas son más importantes, las señales deben ser bien interpretadas en la psicología de los agentes, así las familias volverán a comprar, los ingenieros a construir, los bancos a prestar y las empresas a producir y dar empleo.

El propio Adam Smith, padre del liberalismo económico, para quienes leyeron bien sus libros, promovía el instinto empresarial, pero advertía que debía estar acompañado de una virtud moral para evitar desenfrenos.
He sostenido que los precios de las acciones hoy no es lo relevante, pero asusta más a la sicología que cualquier otra cosa. ¿Porqué? Por el miedo que los bancos grandes de los EU sean nacionalizados, y que las soluciones implementadas no sean suficientes provocando que los resultados de las empresas empeoren. Además, comentarios superficiales, desde el tiendero de la esquina, hasta del billonario Warren Buffet, afectan el subconsciente colectivo alimentando comportamientos pesimistas contagiosos.
En todo esto, los economistas pueden aportar, pero asumiendo su rol. Más que adivinos de las finanzas, el propio Keynes escribía así en 1924 por el fallecimiento del profesor Alfred Marshall: “El economista debe poseer una rara combinación de dones. Alcanzar un elevado estándar en diferentes direcciones y debe combinar talentos que a menudo no se encuentran juntos. Debe ser, en cierta medida, matemático, historiador, estadista y filósofo.

Debe entender símbolos y hablar con palabras. Debe contemplar lo particular a la luz de lo general, y tocar lo abstracto y lo concreto en el mismo vuelo de su pensamiento. Debe estudiar el presente a luz del pasado para los propósitos del futuro. Ninguna parte de su naturaleza humana o sus instituciones debe estar completamente fuera de su consideración”. Solo añadiría, que además de matemático e historiador, debe tener algo de sicólogo, algo de Freud.

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