Cuando tuve la oportunidad de dirigir una empresa chilena con operaciones en diferentes países latinoamericanos no lo dudé ni un segundo. Quería confirmar el Chile que había observado y leído desde fuera. Sobre todo después de pasar algunos años por Costa Rica y Brasil, y haber entendido que la simple imagen a veces exagera algunas cosas y minimiza otras. Por ejemplo, Costa Rica se ha posicionado como un país ecológico y tranquilo por no tener ejército, pero a costa de ser lento y una pobre infraestructura. Brasil es un enorme referente en muchas cosas, pero ha sido un continente dentro de otro que le ha costado insertarse, y no ha aprovechado su potencial por corrupción, complejidad institucional y malos gobiernos.

Chile es un país que se ha destacado por ser ejemplo de una transformación positiva, aunque dolorosa. En muchos sentidos lo hizo bien, sobre todo en lo económico, y eso le ha permitido ser referencia en cuanto a políticas económicas liberales, reformas estructurales y la consistencia en el tiempo de políticas de Estado que le permitieron consolidar un modelo de desarrollo y lograr grandes avances económicos y sociales.
Veamos este recorrido más en detalle pero añadiendo sus efectos colaterales a veces poco conocidos.

I La transformación chilena

Chile en los años 50 y 60.

El país como muchos otros en Latinoamérica estaba sumido en el estatismo, con poco crecimiento y alto nivel de pobreza superior al 50%. Chile había sido la cuna del modelo de desarrollo basado en la industrialización por substitución de importaciones impulsada por el economista Raúl Prebisch de la CEPAL, manteniendo varios tipos de cambio, altos aranceles y numerosos controles sobre el comercio exterior.

En lo político, los partidos dominantes eran de centro izquierda con una fuerte predominancia de la Democracia Cristiana (DC). Al ganar las elecciones Salvador Allende en el año 70 por una pequeña diferencia, en su cuarto intento, el Congreso debía ratificar su nombramiento, lo que fue posible por un compromiso de respeto constitucional que el doctor Allende firmó y le permitió ser Presidente con la venia de la DC.


La crisis 72-73.

Sin embargo, Allende estaba decidido a convertir Chile en otra Cuba, de hecho en esta época Fidel Castro hizo la visita oficial de un jefe de estado más larga de la historia de casi 4 semanas. Se implementaron medidas de control de precios, expropiaciones, y una laxa emisión monetaria para financiar un fuerte aumento salarial que dinamizaría el consumo y aprovecharía la capacidad productiva ociosa. Pero el paquete provocó efectos desbastadores en la inversión, el ahorro, una inflación del 606% y una caída del PIB per cápita de -7.14% sólo en 1973.

La escasez de productos con las largas filas para comprar bienes de primera necesidad se convirtieron en una realidad difícil de digerir, y el descontento comenzó a generar un pesimismo e incertidumbre sin precedentes, sobre todo en el contexto global de esa época dominado por la rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética en la llamada Guerra Fría, que imponía importantes influencias y presiones a países como Chile.

El golpe de Estado.

Chile no llegó a vivir el camino del Chavismo en Venezuela por una sencilla razón: aunque era un país con predominancia de izquierdas y ya existían grupos radicales como el MIR, el gobierno de Allende no tenía el apoyo incondicional de las fuerzas armadas. Eso permitió que el 11 de septiembre de 1973 mediante un golpe militar se derrocó al gobierno de Allende e inició un proceso de restablecer el orden y estabilizar la economía, lo que se hizo con una brutal intervención que generó el suicidio del presidente, grandes temores en la población, y violaciones a los derechos humanos que con el tiempo se fueron desvelando y reconociendo. De hecho, en un seminario sobre los “40 años después”, personalidades clave de la economía y la política comentaban que nada justifica una dictadura, violencia y tantas muertes o desapariciones, ni siquiera el éxito económico, pero al menos la experiencia tuvo resultados que cambiaron al país hasta los días de hoy aunque aún falta una reconciliación social.

La elección del modelo.

El gobierno militar no tenía una estrategia económica definida, de hecho entró en un proceso de consultas a las universidades más destacadas de la época. La Pontificia Universidad Católica de Chile había consolidado a esas alturas un convenio con la Universidad de Chicago de los Estados Unidos, y sus primeros economistas chilenos habían ya publicado un documento llamado “El Ladrillo” que había sido desarrollado bajo el liderazgo del economista Sergio de Castro, ignorado hasta ese momento. El libro se convirtió en el orientador del modelo de desarrollo adoptado por el Gobierno.

El propio Milton Friedman, padre del neoliberalismo económico, visitó Chile en marzo del 75 incluyendo una reunión de casi una hora con el presidente, en la cual presentó recomendaciones contundentes para liberalizar la economía en el camino que el texto de “El ladrillo” detallaba. La elección de este modelo fue sustentado en que había que hacer todo lo contrario a las políticas que habían generado la catástrofe a pesar que era la primera vez que un país adoptaría el modelo de manera integral luego de una crisis en un escenario económico global muy complejo por la reciente crisis del petróleo del 74 con enormes impactos en el PIB chileno (-15% en el 75), lo que fue bien aprovechado para los primeros ajustes de shock.

Principales pilares y reformas.

Varios discípulos chilenos de la escuela de Chicago entraron a formar parte del gobierno, empezando por Jorge Cauas y el mismo Sergio de Castro, que fueron Ministro de Hacienda y Economía, respectivamente, y en abril del 75, un mes después de la visita de Friedman, se implementó El Plan de Recuperación Económica.
La estrategia se fundamentó en cuatro pilares: estabilidad macroeconómica, disciplina fiscal, liberación de mercados y apertura. Y múltiples reformas que profundizaron el modelo liberal en las que se destacan las reformas a los fondos de pensiones, la flexibilización laboral, privatizaciones, el fomento a la inversión forestal, entre otras.

Otro protagonista digno de mencionar es José Piñera, hermano del actual presidente, que tuvo una destacada intervención en la reforma laboral y de pensiones, logrando diseñar e implementar un sistema de pensiones basado en aportes individuales manejados por administradores expertos privados, en vez del sistema de reparto estatal, lo que dinamizó el mercado financiero y de capitales.

Hoy las administradoras de fondos de pensiones manejan alrededor de 150 mil millones de dólares, y son la principal fuente de recursos de la bolsa de valores de Santiago, una de las más importantes de la región y ya interconectado con las bolsas de Lima y Bogotá.

La clave del éxito de la transformación estructural.

En mi criterio, la clave del éxito no estuvo solo en estas decisiones, sino en haberlas mantenido con tenacidad y perseverancia a pesar de al menos tres intentos y presiones de echarlas abajo por los efectos de cola de la crisis del 74, la crisis financiera internacional del 82 y luego la crisis del 91. Estos tres momentos generaron mucha incertidumbre e impactos negativos en la economía y no faltaron las presiones, incluso del sector empresarial, para desacelerar o cambiar el modelo elegido.

La primera devaluación fue de 20 veces, el equilibrio fiscal y la reducción de inflación fue ejecutada con políticas de shock, se redujo el tamaño del Estado en al menos el 30%, se independizó el Banco Central, se liberaron los precios, se hizo una reducción selectiva de impuestos y por ley se determinó un objetivo de superávit fiscal estructural junto con un sistema cambiario flexible y metas de inflación. Luego se implementó el sistema de indexación denominado Unidad de Fomento, ligado al índice de precios al consumidor y de fluctuación diaria, de gran beneficio para los ahorrantes. Esto ordenó las expectativas y junto a las demás medidas de apertura e incentivos generó un efecto de bola de nieve.

A pesar del cambio político.

Cuando en el año 89 el gobierno aceptó la implementación de un plebiscito para la continuación del gobierno y el modelo, el hecho que ganara el NO generó la inquietud sobre la continuidad del modelo. Sin embargo, el país estaba dentro del mejor período de crecimiento de su historia (1986-1996) lo que facilitó que el primer gobierno de transición, luego de darle al gobierno militar ciertas garantías que facilitaron la vuelta a la democracia, mantuvo el modelo económico y las políticas liberales.

Luego de la presidencia de Patricio Aylwin, tanto Ricardo Lagos, como Frei, y la señora Bachelet, todos de tinte izquierdista, no dudaron en mantener lo que había funcionado bien, ya que los mercados y la ciudadanía se habían acostumbrado a un buen desempeño y estabilidad macroeconómica.

Otro elemento relevante es la adopción de la carrera política o la disposición de aceptar cargos relevantes de profesionales de excelente preparación. Dada la institucionalidad, el riesgo de la política es menor que en otros países como el nuestro.

Por otro lado, las medidas típicas de la franquicia del socialismo del siglo XXI no funcionó en Chile, como la formación de una Asamblea Constituyente. Aunque en el segundo mandato de la señora Bachelet al menos se mencionó, no fue posible implementarla por no estar contemplado en la Constitución, y no tuvo eco en ningún sector para llevarlo a cabo.

La alternancia Bachelet-Piñera.

Ya en el primer gobierno de Sebastían Piñera, además de los imprevistos graves como el terremoto de febrero del 2010, surgieron reclamaciones importantes sobre todo de los estudiantes universitarios, sobre insatisfacciones de la clase media en cuanto a los costos de los estudios universitarios. A esto se sumó un proceso de agudización de violencia en el sur de Chile por disputas de tierras lideradas por ciertas comunidades indígenas mapuches. Al mismo tiempo, salieron a la luz pública denuncias de colusión de grandes empresas en distintos sectores que mermaron la confianza del sector empresarial de manera seria, profundizando el enrarecimiento del ambiente por las políticas más socialistas del segundo gobierno de Bachelet con una reforma tributaria que causó rechazo del sector empresarial en medio de un cambio de ciclo global que redujo el precio del cobre afectando de manera fuerte el crecimiento de la economía, que luego de crecer 7-8% en la época de oro, ahora crecía menos del 1%, con un deterioro sistemático de la productividad.

Durante este periodo, en febrero 2010 y septiembre del 2015, sucedieron dos grandes  terremotos de alto impacto en la población y la economía, demostrando una gran capacidad de resiliencia lo que es un atributo positivo del país

II El des-balance económico y social

Chile en la OCDE.

Ingresar a la OCDE, organización para la cooperación y desarrollo económico en la cual participan los países mas desarrollados del mundo, fue cumplir un sueño para destacarse de otros países en vías de desarrollo. Chile fue aceptado en la OCDE como miembro a partir del año 2010 siendo el primer país sudamericano en lograrlo.

Esto ha impulsado que las metas y comparaciones que hacen los gobiernos no lo hacen con sus vecinos, sino con los países más avanzados. Como referencia, uno de los objetivos de la primera presidencia de Piñera era alcanzar el ingreso percápita de Portugal en un plazo de 8 años.

Desigualdad, drogas, alcohol y asaltos.

En el 2015 el país tuvo el mayor (peor) coeficiente de Gini de los 35 países de la OCDE, seguido por México, Estados Unidos y Turquía, y uno de los más altos del mundo. Este índice que mide el nivel de desigualdad, es el principal efecto colateral, ya que la riqueza se ha concentrado de tal manera que genera dudas e inconformidad sobre todo en la población más joven. Así, el 10% más pobre tiene el 1.4% de los ingresos, y el 10% más rico absorbe el 45%.

Durante las reformas, se pensó evitar esto sin éxito a través de un programa llamado Capitalismo Popular, cuando las empresas privatizadas entregaron acciones a trabajadores y vendieron pequeñas cantidades a muchas personas, sin embargo, por la baja liquidez del momento, muchos vendieron a grandes grupos familiares que ofrecían precios atractivos para la época.
Por otro lado, Chile desafortunadamente es el país de mayor consumo de drogas de Latinoamérica. Siendo la marihuana, la pasta base y cocaína las más consumidas. De hecho según una publicación del diario La Tercera, Chile es el tercer consumidor de cocaína del continente.

Respecto a hurtos y robos, una estadística reciente publicó que al menos el 30% de los hogares han sido objeto de asaltos, y donde la mayoría de robos y asaltos son realizados con menores de edad debido a la impunidad que les ofrece la ley. Indice muy alto para un país con un nivel destacado de crecimiento económico y baja pobreza.

III El aspecto cultural

Una cultura hacia adentro.

Recuerdo una declaración del ex presidente Lagos cuando dijo que uno de los principales defectos del proceso es que el país se transformó en lo económico de manera espectacular, pero no sucedió lo mismo con la mentalidad del chileno. En otro momento, un amigo cercano de mucha influencia en su medio, mencionó que el problema de los chilenos es que por el aislamiento que siempre tuvo por las disputas históricas con todos sus vecinos, se creó una impresión que Chile es el centro del mundo, y todo lo demás gira alrededor de ellos.

Estos dos criterios alimenta una cultura muy cerrada, incluso discriminadora entre niveles sociales y respecto a extranjeros, complementado con cierta prepotencia o complejo de superioridad que se siente cuando eres exitoso y no puedes manejarlo con humildad o prudencia. Todo esto restringe la capacidad de modernizar el país más rápido.

Desconfianza social.

Una de las primeras cosas que te dicen al llegar al país es que debes evitar tres cosas: ofrecer una mordida a un Carabinero, hablar de Pinochet, y mostrarte muy religioso. Lo primero porque los Carabineros o la policía tienen un comportamiento más íntegro que otros países, no sabes si en la mesa de conversación hay alguien que perdió uno de sus familiares en los años 70, y los últimos 10 años los casos de pedofilia han sido los más fuertes del continente generando una merma de confianza en la Iglesia Católica ya criticada por su histórica posición respecto al divorcio recién aprobado por ley en el 2004.

La crisis del golpe militar y sus consecuencias generó un país polarizado, y últimamente políticos y líderes sociales, al recordar esos episodios, insisten en una reconciliación que poco o nada ha avanzado.
En los últimos 10 años también hubieron denuncias sobre casos de colusión en diversos sectores, como farmacias, pollos, papel higiénico; sumado a daños ambientales en una empresa de productora de carne de cerdo y un complejo químico. Esto provocó desconfianza severa de la sociedad civil respecto al sector empresarial provocando un creciente interés por mejorar los gobiernos corporativos de las empresas creándose nuevos espacios de encuentros entre empresarios y sociedad civil para dialogar y construir nuevos lazos de confianza.

Los inmigrantes.

Dado que el éxito es un atractivo para emigrantes, los extranjeros en Chile se han más que duplicado en los últimos cuatro años, principalmente por haitianos y venezolanos. Esto ha presionado los salarios hacia abajo y la calidad de algunos sectores de servicios como renta de habitaciones y salud. Ha sido difícil para los chilenos digerir este proceso, pero las políticas de gobierno exigiendo más requisitos y menos tolerancia cuando hay delitos, han facilitado que el país se vaya adaptando a una diversidad que no estaban acostumbrados.

IV Desafíos futuros

Pensando en los años venideros me parece que los mayores desafíos será proteger los tesoros y transformar las debilidades. Los mejores tesoros son la institucionalidad política y económica, y la estabilidad macroeconómica. Las debilidades en mi criterio radican en el tema social de las generaciones jóvenes, la calidad de la educación básica, la enorme desigualdad y la mentalidad hacia adentro que impide adoptar y abrazar tolerancia, diversidad y tecnología.

Un analista político describía el Chile de hoy como un avión robusto con una primera clase pequeña y muy cómoda, pero un sector de clase económica insuficiente y con servicios mal valorados por la envidia a los de primera clase, pero lo más crítico es que hay mucha fila esperando subir al avión de una clase media baja con expectativas que aún no logran resolver y reclaman su asiento, pidiendo cambios a los costos de la educación, más coberturas médicas, menos utilidades de las administradoras de seguros de salud y pensiones, y mayores ingresos.

Al tener sólo un mes de mi retorno al país, muchos me preguntan por qué regresar al Ecuador y no aprovechar la residencia permanente en un país como Chile que está cerca de ser un país desarrollado. Mi respuesta es simple: Chile es un país diseñado para chilenos, y cuando empiezas a olvidar eso alguien siempre te lo recuerda. Me cansé de jugar de visitante y ser extranjero siempre. Mi sentido de patria, o el llamado de las raíces, o lo que sea, es superior a la comodidad de sólo habitar. Ecuador tiene el afecto que otros no tienen, y al mismo tiempo enormes oportunidades comparado con lo aprendido en Chile, Brasil y Costa Rica.

Quiero contribuir, aunque sea con un grano de arena, a que mi país sea mejor y deje el sub desarrollo, aunque los resultados los vea alguna generación futura. Este es el país de mis padres, donde crecí, me formé, y millones de personas de hoy, y los que vendrán, anhelan algo mucho mejor. Quiero ser protagonista en mi tierra de ayudar a cumplir ese deseo.

3 Comments

  1. http://Reina%20Tupac%20Yupanqui Mayo 25, 2019 at 11:35 pm

    Excelente análisis, muy profundo de la realidad y muy esperanzador. Felicitaciones y Bienvenido Roberto!!


  2. http://Muchel%20C%20Asselot Mayo 26, 2019 at 12:55 pm

    excelente “ sintesis “ apretada de Chile
    Saludos atentos Roberto


  3. http://Ines%20Manzano%20Diaz Mayo 26, 2019 at 10:02 pm

    Gracias Roberto por compartir este relato y la razón de su regreso. Enriquecedor. Cuente conmigo para cambiar el Pais.


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