FALSOS AMANECERES

La primera vez que escuché sobre falsos amaneceres fue durante la crisis del 2009 como una interpretación a las buenas noticias que dan los gobiernos sobre algún  indicador o medida para impactar al público, pero que en pocos días, se apocan con otra noticia mala.Eso se está repitiendo ahora con la crisis Europea y  el estancamiento en Estados Unidos.

Una vez que los gobiernos europeos dieron un apoyo extraordinario a la economía griega, que incluyó una reducción de la deuda de un 50%, los mercados financieros y de capitales reaccionaron estupendamente, sin embargo, una vez que el Presidente griego anunció un referéndum para someter a consulta la austeridad requerida, el pesimismo volvió de inmediato, la presión lo obligó a ceder, pero después de días tensos el propio Presidente tuvo que renunciar.

En España, el adelanto de las elecciones fue positivo para mejorar las expectativas por la esperanza de nuevos actores, pero se mitigó con las publicaciones de un crecimiento cero en el tercer trimestre y un riesgo inminente de recesión.  Italia, luego de alejarse de una crisis bancaria, terminó sin su singular Primer Ministro, su sucesor dio tranquilidad, pero solo momentánea.

Hace pocos días se anunció como gran logro un acuerdo de disciplina fiscal, pero la falta de alineamiento de Inglaterra y la fragilidad de un control efectivo sobre este acuerdo el pesimismo volvió. En Estados Unidos, la mejora de  resultados de las empresas y el ligero crecimiento de casas nuevas, se empañan con noticias del estancamiento del empleo.

Esta situación exige prudencia para los que buscan claridad para tomar decisiones. Lo mejor es no perder la visión global, sin apresurarse a tomar conclusiones por una o dos noticias positivas, sino dejarlas madurar, sin sorprenderse de sorpresas negativas.  Y frente a estas, de consolidarse los peores escenarios, tener planes de contingencia preparados.

Tres factores colaboran, entre otros.  La debilidad de los liderazgos políticos que enfrentan la crisis, incluyendo a Estados Unidos, Francia y Alemania.  La resistencia social a medidas de austeridad. Las debilidades intrínsecas de gobernabilidad de la eurozona que impide soluciones durables.

Los presidentes de Francia y Alemania, están perdiendo apoyo de sus propias bases y están a poco tiempo de nuevas elecciones, por lo que no tendrán el respaldo para nuevos pasos audaces.  La situación del presidente Obama no es tan diferente. Por otro lado, la ciudadanía no cree que debe pagar la cuenta de los problemas vía recortes presupuestarios, por lo que los indignados continuarán ganando en las calles la adhesión del ciudadano común.

Las soluciones de largo plazo van mas allá de suavizar la deuda griega, o refinanciar la de Italia y de los otros países.  La clave estará en la capacidad de los países de controlar sus gastos, volver a crecer, y mejorar su competitividad.  La llave de la puerta de salida no estará en la economía, sino en los liderazgos políticos.

Frente a la próxima buena noticia, asegurémonos que es una luz natural de un amanecer real que alumbra al final del túnel, y no el efecto de una linterna casi sin pilas. Hasta ahora solo estamos viendo falsos amaneceres.

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