Después de ganar las elecciones es importante llenar las expectativas, pero pensar sólo en 4 años es insuficiente, siendo el más grande desafío la sostenibilidad del modelo para consolidarlo y permitirle actuar en el mediano y largo plazo demostrando resultados duraderos.

Lograr esto es tarea difícil, ya sea por los imprevistos, sobre todo los negativos, y la desafiante ingobernabilidad.

Lee Kuan Yew, el líder que transformó Singapur, decía que lo mejor para sostener una línea de dirección en el tiempo era merecer los votos mayoritarios de los electores (siempre de manera transparente y legal). Para esto, el mejor incentivo de un gobierno democrático es hacer las cosas bien y que las señales de éxito sean sentidas por la población. 

Chile demostró por décadas que cuando un modelo económico genera resultados, aún con alternancia de líderes y partidos, lo fundamental es mantenido como política de Estado.

Después de una época de fuerte recesión por la crisis sanitaria, la recuperación empieza por usar las capacidades ociosas de producción de bienes y servicios.  Sin embargo, esta se llenará relativamente rápido, por lo que es necesario atraer capital nuevo para aumentar y diversificar esa capacidad.

Todos los países tienen un crecimiento real y otro potencial.  Este último es el que dice cuánto se podría crecer si se dan las condiciones de competitividad y productividad apropiadas y lograr este potencial depende de las oportunidades y de las inversiones, o la implementación de capital nuevo, aquello que sirve para generar nuevos bienes, servicios o aumentos de productividad.

Promover es una cosa, atraer capitales es otra basada en promesas, pero concretarlo es lo que genera resultados.  En el periodo 2017-2021 la inversión extranjera en Ecuador fue de casi 4.000 millones. En Colombia solo el 2017 fue de 10.000 millones, el 60% en los sectores hidrocarburos y minería.

Las primeras inversiones que se atraen y concretan son las financieras de corto plazo, llamadas “golondrinas”, por ser muy sensibles, y así como llegan se van cuando las señales son adversas.  Las que sirven para el largo plazo, son las llamadas “reales” basadas en infraestructura, equipos, fábricas , tecnología, conocimiento, que sirven para generar ampliación de capacidades a ser usadas para nueva generación de empleo y riqueza.

Estas necesitan buenas señales como el impulso temprano de los inversionistas locales, o decisiones como la reincorporación del Ecuador al Ciade (organismo internacional mediador de conflictos entre inversionistas y Estados), y también resultados, que valorados por la población aumentan la probabilidad de sostener el modelo porque se convierte en  política de Estado como la dolarización. Algo que nadie se atreve a cambiar, aunque lo desee, por ser vital para la sociedad.

Artículo para El Comercio

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