Recibí una tarjeta de fin de año de un amigo que decía: “te deseo las más felices fiestas de fin de año, y por que no, a pesar de las malas noticias, al menos un poco de prosperidad en el año 2009”.

Para muchos el año 2008 es un año para olvidar, pero la verdad es que debe ser un año para recordar y aprender. Sobre el 2009 se ha dicho mucho aún antes de empezar, pocas veces un año ha sido declarado anticipadamente como un tremendo desafío para gobiernos, empresas y familias. Sin embargo, dependiendo de la situación particular, el 2009 podrá ser un año de oportunidades o un año de muchos desafíos. Hay algunos temas que marcarán la diferencia.

1. El nuevo liderazgo en los Estados Unidos. El momento político de los Estados Unidos influyó en el manejo dubitativo, confuso e incompleto de la crisis financiera en sus inicios. Un gobierno desgastado no podía dar agilidad y coordinación a las decisiones necesarias. El nuevo gobierno trae justamente la estabilidad y la credibilidad interna e internacional para liderar nuevos procesos de estimulación de crecimiento en el corto plazo y concertar un nuevo orden regulatorio en el mediano plazo. Para eso se han reclutado a un buen número de personas de primer nivel con la experiencia y credibilidad necesarias. Si bien los efectos de reactivación no serían inmediatos, podría ser que antes de terminar el año los primeros efectos podrían hacerse notar.

2. El nivel de crecimiento de China. A pesar de los anuncios optimistas en noviembre, cada vez es más probable que el coloso asiático y actual motor del crecimiento mundial pueda crecer solo el 5% por menores exportaciones y postergación de nuevos proyectos de infraestructura. Eso sería una significativa reducción de demanda esperada de materias primas y otros productos.

3. Conocer la profundidad real de la crisis financiera. Una mayor transparencia de las instituciones financieras permitiría determinar el tamaño de las pérdidas. Mientras más rápido se llegue al fondo, se reestructuren las empresas y se consolide la industria, es más probable que retorne el crédito. Un nuevo orden financiero internacional es esperado, pero francamente, será más lento de lo que se espera.

4. La efectividad de los estímulos fiscales en los países que han definido programas anti-ciclícos. Se han mencionado planes de inversión en infraestructura, viviendas y menos impuestos. No deberá faltar apoyo a pequeñas y medianas empresas, y en el caso de Estados Unidos, apoyo directo a los propios deudores de hipotecas. Aquellos gobiernos que gastaron casi todo durante la fiesta de manera demagógica o ingenua, deberán financiar sus déficits de manera responsable, evitando regresar al proteccionismo, y sobre todo priorizar la construcción de institucionalidad. Eso dará acceso a fuentes de financiamiento de largo plazo más convenientes.

Un poco, mucho o nada de prosperidad dependerá del entendimiento, seguimiento y ejecución apropiada de estas señales. Solo espero de corazón, que la tarjeta de fin de año del 2009 de mi amigo sea más positiva.

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *